miércoles, febrero 01, 2012

Hablando del Asunto. Julián Barnes. Así empezó enero. Ahora vamos con Ian Mcgregor y su Sábado.


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lunes, enero 17, 2011

y pretenden darme una sopa de mi propio chocolate? es lo bueno de tener colmillo.

martes, febrero 09, 2010

Gráfica 1

A cada paso vas diciendo: estos son los planes para el futuro. Y el futuro era en mucho esto, el casarme, tener una casa con una cerca de maderas pequeñas y blancas. Un jardín, un domingo de cerveza y carne asada con el futbol en la televisión.

Era tener un hijo, era tener dos hijos. Era educar a los hijos, etc. En medio de eso hay mil y una cosas por desarrollar. Los microproyectos que van desde conocer específicamente una parte del mundo hasta aprender alguna cosa.

Es trazar una línea ascendente. Pero llega un momento en que esa línea deja de subir. Pensar de otra manera es mera poesía. Es engañarse a uno mismo. Creer que uno puede vivir a cada momento haciendo planes para el futuro es tan, como decirlo, ingenuo. Porque uno se va acabando el saldo. Para mi la primer señal fue el nacimiento de mi primer hijo y esa transformación tan "Faraway, So Close" en un ser mortal. De pronto con un hijo llegó el miedo a morir, llegó el preocuparse de cosas tan materiales como tener un seguro de vida para cuando ya no esté aquí.

Cada quien puede ponerle la fecha que quiera. 40 años, 45 quizás... o menos. En mi caso lo pienso hoy. Y aunque es pretensioso y demasiado hollywoodesco el decir que hoy es el primer día del resto de mi vida, he decidido emprender la bajada. He decidido que ya, basta de planes, basta de proyecto para el futuro. Si no los hago hoy quizás no tenga tiempo después.

Y no se trata de planes complicados. No se trata de lo que los gringos llaman un bucket list. Es sólo que en mi caso la vida me fue comiendo. La vida diaria, la rutina segura me envolvió. Me seguirá envolviendo posiblemente, pero al menos se que ya voy de bajada.

lunes, marzo 23, 2009

Obsesiones

Hay dos cosas que colecciono. Bueno, no se si llamarle colección en el sentido formal. Más bien hay dos tipo de cosas que suelo comprar con mucha regularidad. Un de ellas son zapatos. Me gusta comprar tenis y zapatos informales. La razón, no la se bien, algún trauma personal del que no he ahondado mucho.
Lo otro son libros de cocina. Siempre me ha gustado cocinas, pero el comprar libros de cocina tiene una atención mayor. No estoy hablando de recetarios. Son libros de cocina, con recetas, pero que van más allá.
Por ejemplo, ayer me compre un libro de China y su cocina. Un libro grande, con muchas fotografías, pero sobre todo con una explicación entre histórica y sociológica del por qué de ciertos ingredientes. Explicaciones sobre el arroz, el uso práctico del wok y las diferencias en las técnicas de preparado.
Es como cuando te explican el origen de los chilaquiles. Más que un platillo es un reflejo social. Es aprovechar la comida al máximo. En lugar de tirar las tortillas viejas es aprovecharlas en un nuevo platillo. Por eso se vale ponerle lo que quedó del pollo del guisado del día anterior. Sólo en los últimos 3 años he comprado como unos 40 libros así.
Y ayer que pensaba en las razones, caí en la cuenta que es un poco aspiracional. Me imagino una cocina ideal, los libros a un lado. Veo difícil tener una casa a mi gusto en estos momentos. Y cuando me preguntan que para que quiero los libros, la respuesta es para cuando tenga la cocina. Y con la cocina vendría lo demás...una botella de vino, algunas botanas, algunos amigos para platicar y música de fondo. Es todo.

viernes, marzo 20, 2009

Nunca he sido un anti-imperialista. Nunca he sentido un odio por los gringos, solo porque eran los gringos y había que sentirlo. Jamás he entendido ese desgarre de vestiduras por cosas como la certificación de nosotros en materia de combate al narcotráfico, ya que me parecía más hipócrita criticarlos y recibir sus millones de dólares en apoyo al combate. Nunca he sentido ese odio por la selección de futbol de las barras y las estrellas. Me son indiferentes porque siento que es más la estupidez y mediocridad de mi selección que la grandeza de ellos. Nunca he criticado su consumismo porque igual yo he disfrutado de los Outlets. Y sobre todo jamás he creído que son una mierda por el hecho de sentirse el centro del universo y ver hacia abajo al resto. Total, son sus traumas y sus complejos de superioridad. Yo tengo los mios propios. Nunca he sentido odio por el país que vio nacer a mis dos hijos, aunque tampoco le tengo amor. Dígamos que en este momento le tengo respeto y aprecio por lo que me da. Y más ahora que tengo una tarjeta verde que me hace parte del mismo.

lunes, marzo 16, 2009

FUTURO

Anoche velé armas. Ahorita manejo hacia San Antonio donde se definirá parte de mi destino. ¿Es acaso momento de volver a casa? Ya veremos que nos dicen.

viernes, marzo 13, 2009

La pequeña angustia.

Las aguas se calman, un poco de luz se ve, pero curiosamente la incertidumbre no se va de mi. Será que ya no se irá.

Cuando tuve a mi primer hijo me sucedió algo curioso. La primera vez que se enfermó salí a trabajar con una pequeña angustia. No gran preocupación, sólo una pequeña angustia. Y esa pequeña angustia no me abandono en todo el día hasta que regresé a verlo en la tarde. El problema es que después de esa vez la angustia no se fue. Aquí la traigo, a veces muy callada, escondida, pero ahí está.

Me temo que lo mismo me pasa con la incertidumbre. Ya no estoy tranquilo, siento una nueva angustia a mi lado. No importa si logro cosas en el trabajo. No importa si empiezo a caminar. La incertidumbre sigue ahí, jodiendo, con una voz baja, lo suficiente para no dejarme en paz.

Y como sucede en estos casos, me pregunto si alguna vez voy a estar bien. Si alguna vez voy a tener un poco de optimismo. Y de pronto este blog se convirtió en un baúl de desahogos. Al menos es eso.

lunes, marzo 09, 2009

Rituales

No suelo festejar mi cumpleaños. Creo que ya lo había dicho antes. No soy de los que hacen todo un rollo en torno a su cumpleaños, cuando mucho una ida al restaurante y un pastel en la casa.

No recuerdo el último cumpleaños con fiesta. Quizás fue a los 18 o 19. Tengo por ahí un par de fotos con compañeros de la preparatoria. Y me acordé de eso no porque se acerque mi cumpleaños. Todavía faltan muchos meses. Pero comencé acordándome de algunos rituales comunes en muchos y que en mi están totalmente ausentes.

El asunto es que de cuando en cuando me da por pensar en celebrar más en forma. Aunque fuera tomar una buena borrachera. Tengo mucho sin tomar alcohol con ganas. De repente me tomo una cerveza, unos caballitos de tequila y muy de vez en cuando un whisky. No se que pasó, quizás el principal problema es que - dijeran los de El Personal- no me hallo. Por más que busco no me hallo.

El futbol no lo veo igual. No tengo un espacio para verlo. Así que tiene que ser desde la cama y en la cama no se me antoja tomar. Recuerdo en Tijuana que después de casarme comenzamos a ver futbol. Pero tenía su dinámica. Era preparar botana - digamos que botana estilo cholango, es decir: albóndigas, bistecitos en salsa verde, ceviche - acompañado de bebidas. A veces era vodka, otras cubas libres... pero ya no. En parte por los niños, pero también por la falta de un lugar para acomodarnos, más cómodos.

Sigo pagando los costos de la mudanza. Y sigo pensando, Austin ya no nos quiere.

domingo, marzo 08, 2009



Algo tienen los zoológicos que me tranquilizan.
Es uno de los paseos que más me gustan, aunque tenía más de un año de no ir a uno.

Aprovechando ciertas circunstancias llevé al Nemo y a su hermano a ver animales. No ando con mucho ánimo de pasear, pero una ida ahí sabía que me iba a servir.

A diferencia de los grandes zoológicos, el de Austin es más bien un refugio. No tienen instalaciones demasiado elegantes. Bueno, eso es decir mucho, la verdad está jodido.

Pero eso permite que tres tigres estén a menos de un metro de mi, a diferencia de las apantalladoras instalaciones del San Diego Zoo, donde nos contaron que había tigres y leones, porque simplemente nunca los pudimos ver. Aquí el animal está frente a uno, tanto que te alertan de no estirar las manos.

Quizás lo único que le pediría a este zoológico es que tuvieran mejores caminos. Todo es piedra y tierra, así que con una carreola eso es un relajo.